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Árbol de argán y sus propiedades

El árbol del argán (Argania spinosa) es originario de Marruecos y el suroeste de Argelia. Se trata de un árbol o arbusto muy resistente a la sequía y de gran valor ecológico, económico y medicinal.

Propiedades ecológicas

Resistencia extrema: soporta climas áridos y suelos pobres, ayudando a frenar la desertificación.

Protección del suelo: sus raíces profundas fijan la tierra, evitando la erosión.

Biodiversidad: su copa da refugio a aves y su sombra permite el crecimiento de otras especies.

Propiedades del fruto y aceite de argán

El aceite se extrae de la semilla contenida en su fruto, conocido como “oro líquido” de Marruecos.

Rico en ácidos grasos esenciales: sobre todo omega 6 y omega 9, que ayudan a la salud cardiovascular.

Alto contenido en vitamina E: potente antioxidante que protege las células frente al envejecimiento.

Propiedades antiinflamatorias: útil en afecciones de la piel como eccema, psoriasis o irritaciones leves.

Nutrición e hidratación: aplicado en la piel y el cabello, mejora la elasticidad, da brillo y suavidad.

Propiedades cicatrizantes: favorece la regeneración cutánea en heridas menores o estrías.

 Usos

Culinario: en Marruecos se utiliza en ensaladas, cuscús y platos tradicionales, con un sabor parecido al de las nueces tostadas.

Cosmético: en cremas, jabones, champús y aceites para el cuidado de la piel y el cabello.

Medicinal tradicional: se ha usado para aliviar dolores articulares, mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.

El aceite de argán es uno de los aliados más conocidos para fortalecer el cabello cuando se incorpora al shampoo o a tratamientos capilares.

El aceite de argán casero se puede preparar de manera artesanal, aunque es un proceso muy laborioso, porque la semilla del fruto es muy dura y el rendimiento en aceite es bajo (se necesitan aproximadamente 30 kilos de frutos para obtener 1 litro de aceite).

Método tradicional que se usa en Marruecos:


Cómo hacer aceite de argán casero

1. Recolección del fruto

  • Se espera a que el fruto maduro caiga del árbol.

  • Se deja secar al sol varios días hasta que la pulpa se vuelva más fácil de retirar.

2. Extracción de la nuez

  • Se quita la pulpa exterior (amarga, no comestible).

  • Queda la nuez marrón, de cáscara muy dura.

3. Apertura de la nuez

  • Con piedras o martillos se rompe la cáscara para obtener las semillas (de 1 a 3 por nuez).

  • Este es uno de los pasos más difíciles y que requiere paciencia.

4. Tostado (solo si es para uso culinario)

  • Las semillas se tuestan suavemente en un recipiente de hierro o barro.

  • Esto da el sabor característico a nuez del aceite culinario. Para aceite cosmético, no se tuestan, se usan crudas.

5. Molienda

  • Las semillas se muelen en mortero o molino de piedra hasta obtener una pasta espesa y aceitosa.

6. Amasado y extracción

  • Se amasa la pasta, agregando un poco de agua tibia para facilitar la liberación del aceite.

  • Poco a poco comienza a separarse el aceite del resto de la pasta.

7. Filtrado

  • Se exprime y filtra con una tela fina o colador para recoger solo el líquido dorado.

  • Se guarda en frascos de vidrio oscuro, bien cerrado, en lugar fresco.


Diferencia entre usos

  • Aceite culinario: semillas tostadas.

  • Aceite cosmético: semillas crudas.


Por el trabajo que lleva y el poco aceite que se obtiene, la mayoría prefiere comprarlo ya prensado en frío. Pero hacerlo en casa tiene el valor de mantener la tradición artesanal.

Propiedades del aceite de argán en el cabello

Fortificante: gracias a su contenido en ácidos grasos esenciales, nutre la fibra capilar desde la raíz hasta las puntas.

Hidratante: evita la sequedad y la fragilidad, ayudando a que el cabello luzca más saludable.

Regenerador: favorece la reparación de puntas abiertas y del cabello dañado por tintes o calor.

Aporta brillo y suavidad: sin dejarlo pesado si se usa en la cantidad adecuada.

Protección antioxidante: la vitamina E protege contra el envejecimiento capilar y el daño ambiental.

Cómo usarlo en el shampoo

Añadir al shampoo:

Se puede agregar de 5 a 10 gotas de aceite de argán puro en el frasco de shampoo (preferentemente neutro o suave).

Agitar bien antes de cada uso para que se integre.

Aplicación directa:

Colocar una pequeña cantidad de shampoo en la mano y añadir 1 o 2 gotas de aceite de argán justo antes de lavar.

Masajear el cuero cabelludo para estimular la circulación y luego enjuagar.

Tratamiento intensivo:

Aplicar el aceite de argán puro en las puntas o a lo largo del cabello, dejar actuar entre 30 minutos y 1 hora, y después lavar con shampoo habitual.

Si el cabello tiende a ser muy fino o graso, lo mejor es usar poca cantidad y concentrarlo en largos y puntas para no dar peso extra.

El aceite de argán culinario se obtiene de manera diferente al cosmético. El destinado a la alimentación siempre proviene de semillas tostadas (esto le da ese sabor característico a nuez), mientras que el cosmético se elabora con semillas crudas.

Aquí te detallo el proceso tradicional para uso culinario:

Preparación del aceite de argán para consumo

Recolección del fruto

Se espera a que el fruto del argán madure y caiga del árbol.

Se retira la pulpa carnosa exterior para dejar solo la nuez.

Obtención de la semilla

La nuez es muy dura; se rompe manualmente con piedras para extraer las semillas (entre 1 y 3 por fruto).

Tostado

Las semillas se tuestan suavemente en un recipiente de barro o hierro.

Este paso es fundamental porque desarrolla el aroma y sabor a avellanas o nueces.

Debe hacerse con cuidado para no quemarlas, ya que eso arruinaría el aceite.

Molienda

Se muelen las semillas tostadas en molinos de piedra hasta obtener una pasta marrón y densa.

Mezcla y amasado

La pasta se mezcla con un poco de agua tibia y se amasa hasta que empieza a soltar el aceite.

Prensado

Tradicionalmente se prensa manualmente, aunque hoy en día existen prensas mecánicas.

Se separa el aceite puro del resto de la pasta.

Filtrado

El aceite obtenido se filtra para eliminar impurezas y se guarda en frascos de vidrio oscuro.

Usos en la cocina

Aderezo de ensaladas y verduras asadas.

Acompañar cuscús o tajines.

En la preparación de amlou (mezcla típica marroquí de aceite de argán, almendras molidas y miel, parecida a una crema untuosa).

Para dar sabor a panes y tostadas.

Es importante destacar que no se utiliza para freír, ya que el calor fuerte destruye sus propiedades; siempre se consume en crudo o al final de la cocción.

En la cocina, el aceite de argán no solo aporta sabor, sino también salud. Su riqueza en ácidos grasos esenciales y vitamina E lo convierte en un aliado para el corazón y el sistema inmunológico. A diferencia de otros aceites, no está pensado para frituras ni altas temperaturas, sino para degustarse en frío o como toque final de los platos. En ensaladas, sopas, cuscús o verduras al vapor, unas gotas bastan para realzar los sabores.

Una de las preparaciones más tradicionales es el amlou, una pasta cremosa que combina aceite de argán con almendras tostadas molidas y miel. Se unta en pan o se sirve como acompañamiento, siendo a la vez nutritiva y energética. Esta receta, presente en hogares bereberes, refleja la importancia del argán en la vida cotidiana y la hospitalidad marroquí.

Por su delicadeza y complejidad, el aceite de argán culinario es apreciado en todo el mundo, no solo como ingrediente, sino como un legado cultural y natural. Cada gota cuenta la historia de un árbol milenario, de manos trabajadoras y de un entorno que lo resguarda como un auténtico tesoro de la naturaleza.

Del árbol de argán (Argania spinosa), la parte que se ingiere en la alimentación humana es el fruto, o más bien la semilla de su interior, de la cual se extrae el aceite.

Sobre las hojas y otras partes

Hojas: no forman parte de la dieta humana. Sin embargo, son muy apreciadas como forraje para cabras y camellos en Marruecos, que las consumen sin problema. En personas no hay tradición de consumo, y no existen registros claros de toxicidad, pero tampoco de beneficios. Por eso no se utilizan en la alimentación humana.

Corteza y raíces: no se emplean en gastronomía. Tradicionalmente algunas partes del árbol se usaban en medicina popular, pero de manera externa.

Fruto: la pulpa carnosa que rodea la nuez es amarga y astringente, por lo que no se consume. Solo los animales la aprovechan.

Semilla: es la parte más valiosa, ya que de ella se extrae el aceite culinario y cosmético.

Conclusión

En la dieta humana, solo se consume el aceite obtenido de las semillas.
Las hojas no son parte de la alimentación de las personas, aunque no están catalogadas formalmente como tóxicas, simplemente no son aptas ni se consideran comestibles.

En el árbol de argán (Argania spinosa), la única parte destinada al consumo humano es el aceite extraído de la semilla.

Fruto (pulpa): no se consume, es amarga y solo la comen los animales.

Semilla: se utiliza únicamente para obtener aceite (culinario o cosmético, según el proceso).

Hojas y corteza: se aprovechan como forraje para el ganado (cabras, camellos), pero no tienen uso en la alimentación humana.

Infusiones o preparados con hojas o corteza: no existen en la tradición ni están recomendados.

Para el ser humano, el argán no se ingiere en forma de hoja, fruto o infusión, sino exclusivamente como aceite.

Shampoo casero de Argán y Aloe Vera

Ingredientes:

200 ml de shampoo neutro (sin sulfatos fuertes, preferentemente transparente o suave).

2 cucharadas de gel puro de aloe vera (fresco o comprado, sin aditivos).

1 cucharada de aceite de argán puro.

5 a 10 gotas de aceite esencial de romero o lavanda (opcional, para estimular el cuero cabelludo y dar aroma).

Preparación:

En un frasco limpio, colocar el shampoo neutro.

Añadir el gel de aloe vera y mezclar suavemente para que se integre.

Incorporar el aceite de argán y, si se desea, las gotas de aceite esencial.

Agitar con cuidado hasta lograr una mezcla homogénea.

Guardar en un envase oscuro y mantener en un lugar fresco.

Modo de uso:

Aplicar como un shampoo común, masajeando el cuero cabelludo durante 2-3 minutos.

Enjuagar con abundante agua.

Usar de 2 a 3 veces por semana.

Beneficios

Aceite de argán: nutre, fortalece y repara el cabello dañado, aportando brillo y suavidad.

Aloe vera: hidrata profundamente, calma irritaciones del cuero cabelludo y estimula el crecimiento.

Aceite esencial (opcional): el romero activa la circulación capilar, la lavanda calma y equilibra, aceite de coco.

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